Cómo ahorrar lana aunque no ganes muchísmo

Ahorrar no es solo pa’ los que ganan un chingo de lana. En este artículo te enseño trucos simples de barrio pa’ guardar feria aunque apenas te alcance. Con disciplina, un poco de ingenio y la bendición de Dios, tu dinero puede rendir más de lo que crees

9/10/20251 min read

Cómo ahorrar lana aunque no ganes muchísmo
Carnal, todos sabemos que cuando la lana apenas alcanza, el ahorro parece misión imposible. Pero la neta es que sí se puede, aunque sea poquito, y ese “poquito” con el tiempo se vuelve un “muchote”. Jesús mismo dijo que si eres fiel en lo poco, Dios te pondrá sobre mucho.
Aquí te dejo unos trucos prácticos, barrio style, para empezar a guardar:
1.
Guarda primero, gasta después
La mayoría espera a ver qué sobra para ahorrar… pero casi nunca sobra nada 😅. Mejor al revés: cuando te cae la feria, aparta aunque sea 20 pesos. Hazlo tu hábito, como si fuera pagar la luz.
2.
Di no a los gastos fantasma
¿Esos juguitos, cigarros o refrescos diarios? Al final del mes son un dineral. Cambia esas compras chiquitas por agua o por lonche casero. Así tu bolsillo y tu salud se ponen de buenas.
3.
Hazle caso a las tres B: Bueno, bonito y barato
No se trata de vivir amargado, sino de ser sabio. Busca ofertas, tianguis, mercados de segunda. A veces en el barrio encuentras ropa y cosas de calidad a mitad de precio.
4.
Métete al reto del sobre
Agarras varios sobres o frascos y los etiquetas: comida, transporte, ahorro, gustos. Cuando se acabe la lana de un sobre, se acabó el gasto en esa área. Es una forma bien práctica pa’ no pasarte de lanza con los gastos.
5.
Recuerda que el ahorro es semilla
Cuando siembras, Dios multiplica. Ese dinero que guardas no es solo para emergencias, también puede ser para invertir en un negocio o darte un gusto con tu familia sin quedarte en ceros.
💡 Conclusión:
No necesitas ser rico pa’ empezar a ahorrar, necesitas disciplina. El ahorro es como un músculo: mientras más lo ejercitas, más fuerte se hace. Y créeme, aunque la vida en el barrio sea dura, con un poquito de orden y la bendición de Dios, la feria empieza a rendir más de lo que imaginas.